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¿Que opinan los candidatos presidenciales sobre la legalización de marihuana en el Perú?

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Ya nos vamos acercando a la etapa de elegir al que será nuestro presidente de la república por estos 5 años que se vienen, y cabe resaltar que para un sector de la población es de suma importancia considerar las propuestas que tienen los candidatos presidenciales acerca de la legalización de la marihuana en el Perú.

 

 

En Latinoamérica, el primer país que ha llegado aplicar la legalización de la marihuana para el uso recreativo y medicinal, en los últimos años, ha sido Uruguay bajo el gobierno de Mujica.

 

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En Uruguay, la ley aprobada en 2013 dejó en manos del Estado la tarea de controlar todos los eslabones de la cadena productiva de la planta, desde la importación de las semillas hasta la venta de la sustancia en farmacias.

Según una encuesta del 2014, desde que Uruguay legalizó la marihuana, el 17% de estudiantes de secundaria la consumió, a diferencia de un 15% que prefirió el tabaco. También se ha incrementado el número de personas que cultiva marihuana en sus domicilios.

 

 

A pesar de que la legalización de la marihuana  se haya implementado primero en Uruguay, la mayor plantación legal de cannabis de toda Latinoamérica está en la zona rural del sur de Chile, donde el primer cultivo de marihuana para uso medicinal se ha cosechado en este mes de marzo.

 

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Chile ha sido el primero en Latinoamérica en cultivar plantas de cannabis para uso medicinal, con un proyecto que comenzó en el municipio santiaguino de La Florida en 2014 para abastecer a 200 pacientes de cáncer.

A diferencia de Uruguay, donde la regulación partió poniendo énfasis en el uso recreativo de la marihuana, Chile se ha centrado en el uso medicinal y según datos de la Fundación Daya, se estima que alrededor de 200.000 personas se benefician actualmente de ello.

Lo cierto es que como lo indican estudios científicos en los últimos 20 años y analizados por Wayne Hall, de la Universidad de Queensland, el cannabis es menos adictivo que otras sustancias como la nicotina, que tiene una tasa de adicción del 32%, la heroína, que tiene un 23%, la cocaína, un 17% y el alcohol un 15%. Adicionalmente, a diferencia de muchas de estas drogas, el cannabis no produce sobredosis mortales.

 

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Asimismo existen estudios que demuestran que la legalización de las drogas no tiene un impacto real en el aumento de su consumo, pero sí en la baja de los precios de éstas, con el cual el negocio y la red criminal que se monta detrás se hacen menos rentable. Norman Loayza y Naotaka Sugawara del Banco Mundial, calcularon que si el precio de la cocaína cayera hasta en un 80%, el consumo en Estados Unidos se incrementaría en solo 1,1% de la población.

A pesar de los resultados de los estudios de Wayne Hall en Australia, las encuestas realizadas  por el Observatorio Latinamericano, del centro de análisis Asuntos del Sur –una entidad independiente sobre políticas públicas, revela la poca aceptación que tiene la legalización mediante una investigación sobre política de drogas en América Latina y, particularmente, sobre el caso peruano. Eduardo Vargas, fundador de Asuntos del Sur nos ayuda a interpretar las cifras de la encuesta sobre el caso peruano.

Lo más relevante del estudio sobre el caso peruano señala que en el país hay un consenso mayoritario sobre el crecimiento de disponibilidad de drogas ilícitas en la región. Esta idea se refleja en las siguientes cifras: El 70% de peruanos piensa que el narcotráfico ha aumentado. El 74% piensa que la disponibilidad de marihuana ha aumentado y un 69% piensa que disponibilidad de cocaína ha aumentado.

 

 

Curiosamente, a pesar de que hay una percepción de que el narcotráfico y la disponibilidad de drogas han aumentado, el 16% de los encuestados en Lima piensa que el actuar de la Policía para perseguir a consumidores no es efectivo.

La Policía Nacional parece estar tan despistada de nuestras propias leyes, que en el 2012, el 60% de las detenciones por tráfico ilícito de drogas fue por actos de consumo personal. Tal vez, los agentes de seguridad del Estado desconocen que el tráfico ilícito de drogas no se reduce criminalizando al consumidor ni tampoco al microcomercializador; sino regularizando el mercado y desarticulando a las mafias.

 

 

Eduardo Vergara sostiene que estas detenciones logran un objetivo central: aumentar la sensación de control. “Detectar ilícitos que se basen en el consumo o porte es tremendamente fácil y contribuye a engordar rápidamente las cifras policiales. En los últimos años, la opinión pública ha entendido que una buena labor policial no pasa por detener a usuarios de drogas”, sostiene el experto.

Para Eduardo Vergara, las altas cifras en la aprobación de la labor policial persiguiendo a consumidores revela que “el país mantiene esa errada lógica de que los usuarios son personas malas. El problema es de fondo y lo vive una sociedad que todavía no deja atrás tabúes ideológicos, trabas morales e incluso creencias religiosas que muchas veces se transforman en un obstáculo entre la evidencia y lo que queremos creer”, puntualiza.

Para entender particularmente el aumento en la disponibilidad de la marihuana, Eduardo Vergara explica que esto sucede no por los narcos, sino por los propios usuarios de la droga. Así es: Los usuarios están autocultivando su cannabis para consumo personal y en muchos casos suplen de esta a sus círculos más cercanos -amigos, familia, etcétera -.

“Esto ha generado una mayor disponibilidad, un acceso menos criminalizado y más seguro. La distancia segura hoy, entre un usuario y el cannabis es menor, lo que la hace más disponible”, sostiene Vergara.

Sin embargo sabemos que en nuestro Código Penal, inciso 1 del artículo 299, el consumo de marihuana está despenalizado en el Perú. Es decir, si una persona tiene en su poder hasta ocho gramos de cannabis para su satisfacción personal, ello no es sancionado, pero puede ir a la cárcel, entre 8 y 15 años, si cultiva, siembra, produce o comercializa la planta.

Según Ricardo Soberón, expresidente de Devida y director del Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos, señaló que esta ley presenta un vacío que estaría propiciando la comercialización ilegal de la droga. “Mientras se permite la posesión y uso de marihuana en lugares privados, no se permite ni la provisión ni el autocultivo. Hay un enorme vacío porque los consumidores no tienen cómo proveerse de marihuana y, entonces, deben recurrir al mercado negro”, manifestó.

Siguiendo con los estudios realizados por Asuntos del Sur, los resultados indican que el Perú es uno de los países más conservadores de la región, después de Bolivia y El Salvador: solo el 23% de la población consultada está de acuerdo con la despenalización de drogas, muy por debajo del 33% promedio regional.

Pero si hablamos del concepto ‘la marihuana debería ser legal’, la percepción general a favor es muy baja en toda la región: solo el 2.83% de los limeños se manifiesta a favor.

 

 

Sobre la relación entre marihuana y actos delictivos, el estudio señala que el 79% piensa que hay relación entre marihuana y actos delictivos, lo que resulta curioso, puesto que la frecuencia de los casos de la comisión de delitos violentos va asociada fundamentalmente a drogas duras como la pasta básica de cocaína.

Los estudios también revelan que el 44% de los peruanos considera que el ‘derecho individual al uso de drogas’ es, efectivamente, un derecho de las personas.

Ahora, cuando revisamos los resultados sobre el consumo de alcohol el 56% de la población limeña muestra mayor aprobación a su consumo, lo que revela la profunda disparidad y lógica sobre la permisividad y fomento de la cultura del alcohol y la reprimenda social sobre otras sustancias. El caso del tabaco es parecido, pero en menor medida.

Y si también tomamos en cuenta que nuestro país se ubica en los primeros lugares de producción de droga en el mundo, la realidad que atravesamos frente al narcotráfico, nos da a conocer muestras palpables de que la guerra contra las drogas ha fracasado en el mundo. La violencia y corrupción en torno a ella va en aumento y esto hace aún más difícil que la legalización de la marihuana  forme parte de los planes de gobierno propuestos por los candidatos presidenciales del 2016.

No es producto del azar que tengamos en el país un caso de “narco indultos”, el que vincula al expresidente Alan García, y que dio como resultado más de 5.000 beneficios penitenciarios otorgados; de los que 400 de ellos eran por casos de tráfico ilícito de drogas agravado.

 

 

En el 2013, García Pérez expresó su opinión en contra de legalizar la marihuana y señaló que le parece negativo todo estimulante artificial.

“No creo que haya que legalizar el cultivo de marihuana. Todo estimulante artificial me parece negativo”

¿Pero qué es lo que opina en la actualidad, el candidato presidencial del APRA al respecto?

Considera que “Cuando se comienza a hablar de la marihuana como una droga blanda cuya legalización ha avanzado en muchos países. No tengo una posición sobre este tema, pero sí sé que avanza y todo lo que avanza indefectiblemente nos lleva en algún momento por ese camino. Hay muchos temas nuevos que exigen flexibilidad de criterios y una flexibilidad que se refuerza por la tecnología que nos hace más libres”

 

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Por su parte, la candidata presidencial del Frente Amplio, Verónika Mendoza, se mostró a favor de legalizar la marihuana con fines recreativos y medicinales. Opino que si se emplea una adecuada regulación del Estado, para fines estrictamente recreativos, medicinales, de salud y clínicos, cree que sí es posible.

 

 

Añadió que esta propuesta se debería discutir seriamente, y que el tema de las drogas blandas aún no se han discutido en el equipo de gobierno de su partido.

 

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PPK también lo “propuso” en el 2011 pero para sorpresa de los ciudadanos interesados en el tema, nunca más lo volvió a mencionar. Y por el contrario en su actual candidatura se opone a la idea de la legalización.

 

 

Aunque en el 2011 fue claro al expresar su posición en cuanto a la legalización “El tema de las drogas es un tema hipercontroversial en el mundo. Al final, qué va a pasar, que en EE.UU., en Europa, todas estas drogas sintéticas van a dominar, y el negocio de la coca poco a poco va a bajar, porque es una cuestión de competitividad, igual que fabricar automóviles o cultivar espárragos. ¿Qué es lo que mantiene a los cárteles de México andando? La marihuana, que es lo que los mantiene rentables, por eso mucha gente dice hay que legalizar la marihuana.”

“Yo creo que sí estaría de acuerdo en legalizarla. No estoy de acuerdo con promover la marihuana, pero creo que eso arreglaría una buena parte del problema.”

Por lo contrario la candidata presidencial, Keiko Fujimori  rechaza rotundamente la idea de la legalización de la marihuana.

 

 

Mientras que el candidato presidencial, Toledo, de PP, prefiere hacer oídos sordos a esta propuesta y comenta que no es momento de discutir la legalización de la marihuana a estas alturas del partido. Aunque no  podemos olvidar que en 2011  sugirió que despenalizar el consumo de droga es «una línea a explorar», de modo que el Perú no se convierta en un narcoestado. No pasó mucho para que sus opositores lo hicieran leña por ese comentario.

 

 

En cuanto a la perspectiva del candidato de Acción Popular, Alfredo Barnechea opina que como nunca ha fumado marihuana, no es un experto en el tema. Pero cree que el corazón del problema del narcotráfico está en otro lado. Hay todo un debate a nivel mundial.

 

 

Hay una comisión muy interesante, en donde están sus amigos Fernando Enrique Cardoso y Cesar Gaviria, que han planteado que la lucha contra las drogas no ha venido  funcionado y están planteando la legalización de la marihuana. Comenta que hay que estar abierto a esa discusión. Sin embargo, en principio, no es partidario de la legalización de las drogas.

Según el criterio de los excandidatos presidenciales, César Acuña & Julio Guzmán, los cuales recientemente fueron excluidos definitivamente de la contienda electoral, Cesar Acuña de APP, expresó que en un contexto en el que el país busca combatir al narcotráfico no tiene sentido autorizar, desde el Estado, el consumo «de ninguna droga, que causa mucho daño a la población, especialmente a la juventud».

 

 

Y el líder del partido Todos por el Perú, Julio Guzmán, comentó que no está de acuerdo en la legalización de la marihuana en nuestro país y  expresa que no es por una cuestión moral. Lo hace porque conoce al Estado, ha sido viceministro dos veces y afirma que hay que reconocer la falta de capacidad que tiene el Estado para regular la complejidad que significaría hacer legal la marihuana. Cree que el Perú todavía no está preparado como estado para poder afrontar una situación así y además hay lecciones por aprender. Considera que el caso de Uruguay, va a dar a otros países una serie de lecciones si es que observamos e interpretamos bien el caso en los próximos años.

 

 

De acuerdo con todo el panorama descrito y considerando las opiniones de cada candidato presidencial, en el tema de legalización de la marihuana en específico, nos resulta imprescindible repensar las políticas públicas relacionadas a la lucha antidrogas, empezando por las drogas blandas, como se le considera a la marihuana ,ya que si se tratará con pinzas de regulación, la legalización de la marihuana nos podría permitir tener mayor conciencia de los beneficios que puede traer a nuestra sociedad, sin prejuicios, podríamos considerar que el consumo de cannabis nos daría una ventaja al nivel medicinal y una nueva visión de las propiedades de la planta.

Sabemos que el Perú, de forma muy similar a Chile y Bolivia, sigue siendo un país donde una élite conservadora sigue dictando las formas de vivir y pensar. Si bien hoy estas sociedades son mucho más liberales que ayer, en temas como las drogas siguen negándose a la posibilidad de entrar en debates amplios e incluyentes que les permitan decidir que políticas de drogas quieren. Las nuevas generaciones irrumpirán con visiones más realistas que permitirán hablar con evidencia en mano. Es solo cosa de tiempo, es por eso que esperemos que más candidatos aborden seriamente esta problemática y no se dejen ganar por la presión conservadora de nuestra sociedad.

 

 

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